martes, 2 de junio de 2009

La imposibilidad de la Huelga de Masas en México.

Hace tiempo me preguntaba cual era la mejor solución para la patología social y política de nuestro país, caí en un mar de contradicciones, una disputa interminable entre la visión positivista de poner la educación al alcance de todos y elevar los estándares culturales de nuestra población para generar un movimiento intelectual que sucumbiera las bases de la hegemonía partidista y rindiera frutos en una democracia realmente representativa y con un enfoque mas humano, pensé entonces en todas aquellas personas que aunque se les ponga en charola de plata no quieren ni muestran el mas mínimo interés en recibir educación, ni siquiera en generar el desgaste físico y mental que esto pudiera conllevar y es que la idea de la mentalidad mediocre de los mexicanos no solo se refleja en justas deportivas o en la imposibilidad de exportar una imagen que no sea la de algarabía y regocijo, vivimos de la fiesta y en la fiesta de la pasividad nos vamos a quedar.
Un movimiento de masas en México solo se manifiesta como una respuesta mediática a un problema emergente, las marchas contra la delincuencia, por un México en paz son muestra de ello, no hace falta desgastarse caminando por la plancha del zócalo capitalino para respirar esa ausencia de principios y de intereses comunes, la gente que acude a manifestar sus ideas o inconformidades en su mayoría lo hace con el fin de lucrar, vendiendo aguas, tamales o playeras, o simplemente darse propaganda política, alguna parte restante solo acude por la ya mencionada intencionalidad festiva de nuestras aglomeraciones o simplemente son acarreados dejados llevar si no bien por un desayuno, si por la euforia de la inconformidad enmascarada bajo un supuesto ideal de cambio.
Pero quien tiene la culpa de todo esto, será la conforme sociedad con deseos de obtener sin dar nada a cambio o serán los lideres, demagógicos por excelencia que saben precisamente donde enfatizar en el discurso popular para al final atentar contra los intereses de la gente que de buena voluntad da su a poyo y respaldo a esa buena causa. Rosa Luxemburgo hace casi cien años descubrió esta patología en varias formas:
“La huelga de masas representa el movimiento mismo de la masa proletaria, la forma de manifestación de la lucha proletaria, la forma de manifestación de la lucha proletaria en el curso de la revolución.”
La primera de ellas la denominaremos como el paso trascendental de la apatía política de la masa proletaria para dar pie a una acción colectiva a favor de un cambio, a favor de la revolución, la segunda tiene un ingrediente extra un factor trascendental, el lastre de toda lucha revolucionaria.

“El triunfo en una revolución no se puede traducir solo con la obtención de beneficios económicos, la revolución es un movimiento brusco y de inestabilidad, al lado de las actividades políticas cotidianas se comenzó inmediatamente con la formación de sindicatos.”
Esos héroes enmascarados, el complemento de la vanguardia del partido, los sindicatos, el mediador por excelencia, el estira y afloja en la lucha obrera, es el principal ingrediente de el hundimiento y la perdición de nuestro país, si bien la movilización de las masas da pie a la movilización de sindicatos no deberían estos de rendir cuentas precisamente a quienes depositan su fe en ellos. Son la oligarquía del proletariado dentro del capitalismo, si bien he hecho anteriormente énfasis en la nula necesidad de una vanguardia en el socialismo – y por lo tanto la incoherencia del mismo al hacer necesario la existencia de la vanguardia-. De igual modo un sindicato corrompido como los de México hacen que la tarea ya no revolucionaria digamos reformista en la búsqueda del beneficio de los intereses de las clases mas bajas se vean aplastadas.
La función mediadora de los sindicatos en nuestro país se refleja en una especie de proteccionismo y aseguramiento de la vida cómoda y llena de lujos de los miembros del gremio y es esto lo mas irritante de la cuestión, ¿Por qué si los sindicatos se sirven de las masas, no pueden ayudar a las mismas? Por que el máximo objetivo de un sindicato es asegurar una escalada horizontal en los puestos de sus integrantes, una prolongada recepción de beneficios económicos y claro el compadrazgo como factor clave, para que siendo parte del mismo puedas otorgar los beneficios a favor de los conocidos, la cuestión es simple el sistema democrático podrido de nuestro país, la lucha política corrompida por los partidos, tiene su símil en la lucha económica truncada por la acción de los sindicatos.
Volviendo a citar a la autora que inspiro mi análisis es ella quien identifica un factor inconsciente de mi anterior comparación entre sindicatos y partidos.
“La teoría de la igualdad de derechos entre los sindicatos y el partido socialista no es por tanto un simple error teórico, una simple confusión: es una expresión de la conocida tendencia del ala oportunista del socialismo que quiere reducir de hecho la lucha política de la clase obrera a la lucha parlamentaria y transformar la social democracia de un partido proletario revolucionario en un partido reformista pequeño burgués. La igualdad en derechos entre los sindicatos y el partido es real por que ambos son complementarios.”

Mas genial idea no pudo haber sido rescatada, la idea de una igualdad entre el sindicato y el partido que encarna la vanguardia es la idea mas despótica representada por el socialismo, la lucha económica del sindicato debe de tener exclusivamente ese carácter de una búsqueda de intereses económicos del obrero frente a la empresa y la lucha del partido deberá de ser en las disputas legislativas para crear una mejor condición política del obrero, pero en nuestro país los partidos hacen campaña con los intereses de los obreros sirviéndose de ellos para amotinarse con sus votos y curiosamente en nuestro país los sindicatos hacen labor política, el hecho de encabezar un sindicato significa tener una puerta y mas para entrar de lleno en la acción política.
“Complementación de la lucha política, apoyo mutuo entre ambas causas” dirán quienes defiendan la postura de uno o de otro, sin embargo este es el reflejo de la realidad en nuestro país y en cualquier lugar donde la lucha política tome como estandarte la representación sindical para hacer frente a sus demandas económicas, una confusión intencional entre los intereses económicos y políticos no me hace pensar que sean complementarios, al contrario creo firmemente en la necesidad de que cualquier ajuste económico debe de ser respaldado por una acción política de igual magnitud cual si fuese la ley de acción y reacción, pero en un país con un atraso cultural y académico no se conocen estas leyes, por lo tanto la única regla que manda la única conocida intencionalmente es la del libre albedrio. Aquella feliz ignorancia en la que vivimos hace que al no conocer de ciencias o de historia, reconstruyamos a nuestra conveniencia los fenómenos, ignoremos todo sentido de racionalidad y permitamos que las huelgas y manifestaciones pierdan cualquier sentido y se conviertan solo en encarnizadas batallas por poder, eso es lo que se legisla, se discute y se pelea a muerte en las “vanguardias” sindicales y políticas de nuestro país.
Es la ambición desmedida la cara de nuestras revoluciones, las traiciones y el cambio de ideologías los que ponen en tela de juicio la veracidad de los “caudillos” de los pueblos, la revolución ahora mas que nunca es utopía, no se puede confiar en quienes serán los lideres del movimiento pues estos lideres carecen de humanismo y las masas no son si quiera un poco conscientes de lo realmente necesario, y por lo tanto no saben ni si quiera como pedirlo, en un país como el nuestro se respira no solo miedo, se respira mediocridad en las escuelas en las propias aulas universitarias, en los maestros y en los estudiantes y es esa la mediocridad malinchista que nos condena a la opresión, la solución no esta en un movimiento masivo, no esta en la vanguardia, mucho menos en los partidos y los sindicatos, la solución esta en cada uno de nosotros cada quien según sus capacidades y a sus posibilidades generar esa conciencia que no tendrá que ser impuesta si no ganada y atesorada en la lucha diaria por hacer de este país un país libre; libre de sus falsos caudillos, de sus mediocres partidos y de sus corruptos sindicatos.

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